Autor: Horacio Velutini, CEO del Fondo de Valores Inmobiliarios, una empresa miembro de la Junta Directiva de CONAPRI
Venezuela se ha convertido en un sistema complejo con mucha información y poca claridad, un caos que genera nuevos patrones. Venezuela es diametralmente distinta antes de la llegada de Hugo Chávez en 1999, pero también lo es con respecto a tan solo hace unos meses, y sin duda igualmente lo será mañana.
El tema político se ha enredado de tal forma, que la solución no tiene oportunidad de ocurrir con acuerdos internos, ahora las decisiones están en la esfera de la geopolítica y la política interna de otros países. Paralelamente, el sector privado venezolano o su reminiscencia, ha lidiado por casi dos décadas con políticas económicas erradas de controles, toma de empresas y un desprecio por el sector privado que se tradujo en hiperinflación y una caída estrepitosa del PIB, a tal vez 1/5 de lo que fue.
Sumado a este ambiente hostil, llegaron sanciones y peor aún, la subjetividad, la interpretación del mundo financiero que le teme a verse afectado, “es preferible no hacer nada con Venezuela o venezolanos para no asumir riesgos”. Ese overcompliance es uno de los factores que más afecta al sector privado organizado hoy, es una amenaza constante.
Ese sector privado, pro-western por su cultura histórica, se ve afectado por todos estos factores y lo lamentable es que, no tiene quien lo defienda, no tiene quien abogue por él, ni en Venezuela, ni en el mundo.
Los grandes conglomerados extranjeros logran exenciones waivers, pero las empresas locales no pueden prestar servicio alguno a ninguna empresa del Estado, algo que no tiene sentido. El sector privado debería estar fuera de las sanciones y el overcompliance, para así, ser una respuesta a las circunstancias, para sustituir el entramado de negocios informales de grupos cercanos al gobierno. Hoy, el sector privado venezolano tiene una oportunidad de ser relevante cuando realmente nunca lo ha sido. Es por ello que, hoy más que nunca, el sector privado requiere de instituciones apolíticas que promuevan soluciones en el contexto interno y protección en el contexto externo.
Los grandes negocios, esos de Billones de dólares, que se esperaban llegarían con el cambio político, esas grandes inversiones que traen las grandes bancas de inversiones del mundo para participar de privatizaciones de las empresas de servicios y el negocio petrolero bajo el paragua clásico FMI y BM, simplemente no van a venir en el corto plazo.
Las grandes empresas locales privadas han visto como la producción que les daba su capacidad instalada, se ha reducido 50% o 80%. Los grandes bancos de un sistema financiero de 20.000 MM$, hoy tan solo tienen capacidad para prestar 200 MM$. Quien tuvo 20.000 empleados ahora no necesita más de 2.000. Las grandes empresas tienen gran dificultad para subsistir y no cuentan con apoyo de la comunidad internacional, solo su simpatía.
La economía de Venezuela hoy es un 1/5 con respecto al 2012, cuando alcanzaba aproximadamente 75.000 MM $. Los negocios que tienen oportunidad son aquellos pequeños que se inician. No es lo mismo invertir en un negocio que hoy tiene 10 empleados, el cual puede proyectar un crecimiento en los próximos años para tal vez tener 50 empleados, que invertir en aquel que tiene 20.000 empleados, pero solo puede producir para pagar 2.000 y por lo tanto, su accionar es de sobrevivencia. Las iniciativas pequeñas se convierten en las oportunidades que hay que aprovechar, tal vez estas se convertirán en grandes empresas en la próxima década. Venezuela hoy no es un negocio para los grandes conglomerados, sino para los emprendedores y empresas de tamaño mediano.
Se estima que venezolanos residentes y no residentes tienen unos 500.000 MM$ en ahorros en el extranjero. La desacumulación de ese ahorro, que ahora regresa con el interés de cubrir gastos o invertir en una economía pequeña como la que tenemos, tiene un efecto importante. Se ha estimado que esta cifra puede llegar a ser de 3.000 MM$ en el 2019. Por otro lado, la desgracia de la migración masiva de venezolanos trae ahora un beneficio: las remesas, estas se estima que podrían aportar unos 3.000 MM$ en el año 2019.
Por lo tanto, algo inédito está pasando, los ingresos del sector privado de tal vez de 6.000 MM$ en el 2019, pueden ser una parte importante del ingreso nacional, algo totalmente nuevo en la economía venezolana que se ajusta. El sector privado desde hace décadas contribuía con tan solo el 5% de los ingresos por exportaciones totales, esto está cambiando rápidamente, y paradójicamente el Gobierno lo abraza, más la oposición no lo fomenta.
Estos dos factores, la desacumulación y las remesas, han traído un importante repunte en el comercio (retail), en especial el high-end en algunas ciudades, pero particularmente en Caracas. Nichos de bienestar aparecen. Esta actividad comercial es mejor a la del 2018, aunque aún lejos claro está de la del 2012, donde las importaciones fueron de 65.000 MM$ es decir 2.700 $ por persona.
Otro factor interesante es la política económica del gobierno, que tiende a ser más ortodoxa, por primera vez en más de 15 años, los controles de precios incluyendo los del dólar, se han dejado ajustar bajo oferta y demanda. Hay que entender que los controles y la dependencia del ingreso petrolero datan de al menos 100 años. Los problemas económicos de hoy XXI y la economía de Estado, son los mismos del siglo XX solo que se han agravado, les pusieron esteroides. La liberación presente debe ser aplaudida por todos como algo positivo si realmente queremos un cambio de paradigma a una economía libre y competitiva.
Otro factor son las oportunidades de inversiones de empresas del sector privado que valen muy poco en el mercado que pueden generar retornos asimétricos con respecto al mundo financiero. Existen oportunidades de negocio de inversión en muchos sectores con visión de mediano plazo, no para las operaciones de Billones de dólares, más bien para las de 1 a 10 MM$ que pueden generar retornos anualizados de 20%. Una empresa con 100 años de operación en Venezuela que llegó a ser valorada en 500 MM$, hoy vale tal vez 50 MM$, pero tiene la capacidad y la gerencia para ir recuperando producción y ventas, y así volver a ser valorada en 500 MM$. Hay también iniciativas de 10 MM$ que se pueden convertir en grandes negocios agroindustriales, farmacéuticos, industriales y de servicios.
Por último, nunca se debe perder la perspectiva de que Venezuela tiene una riqueza natural realmente asimétrica con respecto a otras economías latinoamericanas. No solo tiene las reservas más grandes de petróleo del mundo y es el noveno país con más reservas de gas, también tiene cuantiosas reservas de otros rare materials, turismo, ubicación geográfica estratégica para interconectividad aérea y además tiene cómo generar energía hidroeléctrica.
Las empresas de servicios en manos del Estados pueden ser privatizadas. Existen 900 empresas tomadas por el Estado que pudieran pasar al sector privado de forma mixta. Los venezolanos tienen ahorros en moneda extranjera en una proporción de al menos 6 o 7 veces el actual PIB, algo que no se contabiliza al no existir un monitoreo formal sobre estas cifras. Los venezolanos desde 1983 se han dedicado a ahorrar en dólares, cifra que se exponenció en el período del segundo boom petrolero (2002 al 2012).
El colapso de la economía venezolana no se puede analizar y tratar de la misma forma que la de otros países del tercer mundo, requiere sin duda un capítulo especial. Lo más importante es que en Venezuela, todo está por hacerse.
Venezuela, una oportunidad de negocios asimétrica
En este contexto, empresarios venezolanos con empresas de trayectoria, consideramos que las circunstancias (crisis) ofrecen oportunidades para negocios, en esta primera fase, menores a 50 MM$. Los negocios grandes de Billones de Dólares vendrán en otro contexto, en otro momento y vendrán sin duda.
El sector privado debe enmarcarse dentro del Mercado de Valores venezolano para tener transparencia ante los inversionistas y ante el mundo financiero internacional. Hoy este mercado tiene una capitalización de mercado de aproximadamente 3.000 MM$, pero tiene espacio para ser de 150.000 MM$ rápidamente como lo hizo Colombia y Chile.
Es por ello que, junto con otras empresas reconocidas, promovemos la creación de una Cámara de Empresas Emisoras, tanto de renta fija como variable, con una visión apolítica que incentive normas y regulaciones por parte del Ministerio de Finanzas, las cuales promuevan el Mercado de Valores. Actualmente hay buenos indicios que esto ya está ocurriendo, además esta organización gremial podría a su vez interactuar con el mundo financiero internacional para dar a conocer empresas y sectores no gubernamentales y así ayudar a entender quién es quién y qué es el sector privado organizado venezolano.
Igualmente existe la participación de CONAPRI, el Consejo Nacional para la Inversión, www.conapri.org una institución fundada en los años 90 que reúne a un importante grupo de empresas privadas que promueven un mejor ambiente para la inversión.
El sector privado organizado con trayectoria debe ser promovido y protegido de las interpretaciones subjetivas y del overcompliance. Al sector privado formal, fácil de determinar, se le debe dar apoyo y permitir ocupar los espacios del sector público en los temas de servicios y producción de medicinas y alimentos. Se debe incentivar el Mercado de Valores como un mecanismo transparente a la vista. De no ser esto así, serán otros quienes, desregulando y con estructuras jurídicas y financieras que saben operar en ambientes sancionados, ocuparán el lugar de la reminiscencia del sector privado, el cual ha batallado duro para no sucumbir a esta tormenta perfecta que vivimos.
Somos empresarios que apuestan al país presente e igualmente esperan los cambios, pero las oportunidades las vemos hoy. Empresarios que no quieren participar en la diatriba política, solo en la consolidación de un pacto de país con visión a 50 años. No queremos dar opiniones en el contexto de la polarización política, pero si abogar por un modelo liberal económico, una economía abierta que incentive al sector empresarial privado o mixto, que incentive el emprendimiento y las oportunidades. El país se transforma y no espera, como queremos sean esos cambios en el contexto económico debe ser una preocupación de hoy, no solo un plan para mañana. Los temas políticos son de los políticos, los temas empresariales son donde debe tener cabida la opinión de los empresarios.
Para los inversionistas, el capital no ofrece empatía, solo busca oportunidades, por eso debemos los empresarios hablar de oportunidades de inversión y posibles retornos, con data clara y con análisis de visión financiero.